Desde la inauguración del “Real Colegio-Escuela de Veterinaria de la Corte” fue práctica habitual premiar a los alumnos más destacados en los exámenes con instrumental quirúrgico, herramientas del arte y con libros, que siempre resultaban costosos de adquirir. Esta práctica fue decayendo con el paso de los años pero se mantuvo dentro de la política de algunas editoriales, como “El Eco de la Veterinaria”, como lo demuestra este documento firmado por D. Leoncio F. Gallego.
Cortesía del Dr. Caparrós