Médicos y veterinarios militares se formaron juntos (durante más de un siglo) en la antigua Academia de Sanidad Militar. Cada uno en su Sección correspondiente compartieron asignaturas comunes a ambos Cuerpos. Fueron en las unidades hipomóviles donde coincidieron, una vez más, para vivir experiencias muy parecidas. Los primeros prestando asistencia a las tropas y los segundos realizando su labor facultativa con los semovientes. El ejercicio de la Medicina, en su más profunda y lata expresión de la palabra, fue el común denominador que compartieron en los campamentos.
No tiene nada de extraño que el Dr. Ángel Serrano, coronel médico (y actual director del museo de sanidad militar) se haya sentido atraído por la historia. Ya dimos otra noticia, en estas mismas páginas, al descubrir su vena artística en las modalidades de pintura y escultura. Hoy traemos a la fototeca, con su autorización, dos de sus últimas obras antes de despedirse como Director del museo. En ellas ha recogido e interpretado dos situaciones de la vida castrense. Para su realización se ha inspirado en algunas imágenes de la colección de fotografía histórica que posee el museo.
Como material y base ha utilizado el óleo sobre tela. En ella muestra al oficial médico de una Unidad hipomóvil de principios del siglo pasado. La primera recoge la evacuación de un soldado herido, a lomo de mulo provisto de artolas (estos animales debían ser dóciles, tranquilos, correctamente herrados y sin lesiones en las extremidades y dorso). En la segunda se observa al oficial médico redactando un informe apoyado sobre el reglamentario botiquín de campaña (parecidísimo al utilizado por los veterinarios militares y que servía para prestar socorro a los semovientes de plantilla); al fondo unos caballos sobre los que se desplazaban el oficial médico y veterinario con sus auxiliares. Queda claro, una vez más, que médicos y veterinarios compartieron vida común en campaña. Ambos quedaron unidos, en tiempos pasados, por los semovientes que componían las Unidades a lomo.
Cortesía del Dr. Caparrós