RESEÑA DE LA ALBEITERÍA MEDIEVAL EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Imaginar: Suponer algo a partir de ciertos indicios.
Intuir: Percibir íntima e instantáneamente una idea o verdad, tal como si se la tuviera a la vista.
Elucubrar: Imaginar sin mucho fundamento.
Son tres variantes con una misma finalidad, que durante demasiado tiempo han estado presentes, hasta convertirse en protagonistas, de los periodos más antiguos de la Veterinaria española.
El trabajo número 5 de la serie de Historia de la Veterinaria de los doctores Vives y Mañé, dedicada a la Albeitería medieval en la península ibérica, vuelve a basarse en el rigor en la búsqueda y en el análisis, y la comparación del resultado obtenido. Nos presentan a los diferentes autores y sus teorías, valorando cada una de ellas.
Si bien el periodo visigodo carece prácticamente de fuentes documentales, lo que hace imprescindible recurrir como base a la Arqueología, no ocurre lo mismo con la siguiente invasión musulmana. Reinciden los autores en demostrar el enriquecimiento cultural y de conocimientos teóricos y prácticos que supuso el contacto con esa cultura, lo que llega a situar la Albeitería medieval hispana por delante del resto de países europeos. Ya en el siglo XI es necesario superar un examen de conocimientos, adquiridos a través de maestros y libros concretos, para poder ejercer profesionalmente como albéitar en la península, extendiéndose un documento legal autenticado, y existiendo un sistema de control profesional con el almotacén al frente.
La Albeitería española tiene una indiscutible raíz islámica, que la hace especial, avanzada y diferente al resto de Europa. Esta afirmación, discrepante con los historiadores veterinarios clásicos, puede basarse en la intuición, la imaginación y la elucubración, o estar apoyada en la documentación, y si bien este camino es mucho más largo, arduo y trabajoso, es el más difícil de contrarrestar y el elegido por los autores.
Otros temas abordados en este 5º volumen son la extendida confusión entre herrero-herrador-albéitar o menescal, aplicable tanto a Castilla y León como a la Corona de Aragón; el mayor desarrollo de la actividad alcanzado por los profesionales de esta última procedencia, debido al mayor número de pobladores musulmanes, y la consiguiente mayor producción documental; y el origen y datación de las primeras herraduras.
La obra se abre con un merecido recuerdo a Alfredo Gómez, historiador veterinario especialista en el complicado periodo medieval, asiduo a archivos de todo tipo, que no pudo ver totalmente materializados sus esfuerzos e ilusiones. Y concluye, con una frase que deberíamos tener presente todos los historiadores: “Atentos a lo que nos depare el futuro”.
Como en ocasiones anteriores, el conocimiento incluido en esta obra se convierte en imprescindible para quien extiende la historia entre los estudiantes de Veterinaria; para los apasionados por la historia de la Veterinaria; y para quien, practicando la profesión, se interesa por sus orígenes.
Aunque las bicicletas son para el verano, con semejante calor, mejor un buen libro. Y si además es instructivo, doble éxito.
Dr. Ángel Salvador Velasco
Qué texto tan bonito el de nuestro amigo Salvador.
Totalmente de acuerdo con el Dr. Etxaniz, una reseña perfecta para una magnífica obra.
Enhorabuena a los tres, autores y reseñador.
Llego tarde a dar la enhorabuena a los autores de este 5º volumen. Pero aunque sea con esta pequeña demora felicitaciones a la Dra. Mañé y Dr. Vives, ejemplo de personas infatigables en la investigación histórica. Profesores y alumnos ya tienen una nueva fuente para beber.
Los amantes de la historia de las Ciencias Veterinarias les debemos estar agradecidos.
Por cierto ¡chapó! a la reseña del Dr. Ángel Salvador.
Saludos cordiales.
Dr. Caparrós
¡Completamente de acuerdo con los Amigos! ¡Magnífica reseña!
Coincido plenamente con la valoración que hace el Amigo Ángel Salvador, sobre las aportaciones que se hacen en este volumen, en especial las que escapan del continuismo y salen del espacio de confort de ideas preestablecidas. Valiente propuesta la de los Amigos Vives y Mañé que permite abrir nuevos senderos. Al final,… se hace camino al andar.
Enhorabuena!
Impecable/s.