Egunon Amigo
Tu ultimo correo me dejo mal sabor. Estabas en lo cierto. Aquellas asignaturas las sacó en septiembre del 23, que fue cuando finalizó.
Respecto a la documentación, un poco lo que me comentabas. Aunque al final estaba casi todo, no te puedes imaginar lo que ha costado reunir el conjunto de las actas. En el archivo, no estaba agrupado en un único pliego, como en algún caso estaba el de otros alumnos (p.ej. El de Turró o el de Benigno Álvarez). Adjunto documento con el expediente completo. DOCUMENTO
Lo que fui incapaz de encontrar fue el examen de reválida. ¡A saber!
Te seguiré comentando.
Unha forte aperta dende o Finis Terrae
Gracias a la mascarilla el polvo depositado en aquellas carpetas, no sería catalizador de una fiesta eosinofílica. Con la rinitis a raya, no dejaba de buscar entre las diferentes carpetas todas las actas de los exámenes de Don Cruz. A medida que iban apareciendo y tachaba asignaturas de la lista, la sensación de euforia iba creciendo.
Debido a la Real Orden de 24 de junio de 1918[1], que modifica el plan de estudios de 1912[2], Gallástegui no tiene que estudiar Física aplicada a la veterinaria con microscopia, Química aplicada a la veterinaria y Toxicología e Historia natural. Estas asignaturas deberían ser cursadas en las Facultades de Ciencias, siendo necesario un certificado que justifique haber obtenido la aprobación de las mismas.
Solo quedaba «Inspección de las carnes y sustancias alimenticias y policía sanitaria». Cuando apareció aquel aprobado, tuvo la misma sensación que veinte años atrás cuando recogiera la papeleta de Obstetricia que confirmaba que acabara la carrera. Ese sentimiento de vibrante sosiego del trabajo hecho.
Algo llamó su atención. Era el libro de expedición de títulos de la Escuela. Aquello sería la puntilla, que cerraba el circulo… o no,….
CONTINUARÁ….
[1] “Real orden disponiendo que para dar cumplimiento al Real decreto de 2 de Mayo último, relativo a amortizaciones, se establezcan las reglas que se publican en cuanto se refiere a las Escuelas de Veterinaria.”, Gaceta de Madrid, 1918, Madrid.
[2] “Real decreto sobre reorganización de las Escuelas de Veterinaria”, Gaceta de Madrid, 1912.
Después de leer cada capítulo del Dr. Diego Conde estoy seguro que el “Diccionario biográfico español” mejorará.
Ya he manifestado numerosas veces que la “Historia de la Veterinaria Española” requiere ‘algunos ajustes’. Afortunadamente contamos en la actualidad con una joven generación de investigadores de la historia de las Ciencias Veterinarias que, a no tardar mucho, nos proporcionarán numerosas sorpresas.
Un abrazo.
Dr. Caparrós