En la última página del diario El País, del 29 de junio pasado (“La joya científica oculta en el lodo”), podemos encontrar una muestra práctica de la utilidad de los conocimientos que proporciona la Historia de la Ciencia en nuestro día a día. Muy útil para cuando tengamos que explicar estas cosas a la subespecie ceporroidae spp.
Cualquier persona culta conoce medianamente la historia del microscopio, así como a uno de sus protagonistas, Antoni Van Leeuwenhoek, quien desarrolló un microscopio simple con una lente de hasta 200 aumentos (señalado con L en la imagen), con el que empezó a explorar y documentar los hallazgos biológicos más pequeños. Recordemos sus famosos “Animálculos”.
Así pues D. Tomás Camacho, médico y coleccionista de microscopios, encontró no por casualidad, sino leyendo, en una subasta de eBay uno de los 10 microscopios que quedan fabricados por Leeuwenhoek de los 500 que, al parecer, construyó. Gracias a su cultura personal Galicia ha conseguido un Bien de Interés Cultural, deseado por muchos museos científicos del mundo, y que ya ha recorrido múltiples exposiciones por el orbe. Se ha valorado en 509.000€, aunque lo compró por 1500.
Parece que esto respondería a la famosa pregunta: ¿y qué gano yo con esto?
En fin, cosas de la Cultura.
Excelente la reflexión que invita a meditar sobre la utilidad de las cosas.
Por la referencia a la subespecie ‘ceporridae spp’ supongo que el texto es del profesor Vives.
Si es de la profesora Mañé ¡Chapó!
Saludos.
Dr. Caparrós
El problema es que el Dr. Tomás Camacho va diciendo por ahí, yo se lo he oído en directo en Fonseca, que van Leeuwenhoek es el padre de la microbiología, lo cuál es una enormidad, por no ponerme en modo Vives, que me lo pide el cuerpo. ¡Ni que Leeuwenhoek hubiera formulado los postulados de Koch!
Un abrazo a todos
Fernando