Los sexagenarios de ahora (porque nos toca), hemos vivido una época, desde los años cincuenta del pasado siglo, en la que los cambios sufridos han sido de tal magnitud que muchos pensamos que este mundo ya no es el nuestro. Sin necesidad de perorar sobre lo que ha significado la comunicación telefónica interpersonal, instantánea, y para cualquier habitante de nuestro planeta, que tan vulgar consideran nuestros jóvenes. O el empleo creciente y masivo de fuentes de energía sostenibles…
En fin, os traemos algo que ya casi nadie reconoce: un congrio seco, alimento que, al igual que el bacalao, era protagonista de muchos colmados, y habitual de la cocina de muchas casas cuando, en el mejor de los casos, había neveras (no frigoríficos), y habitualmente fresqueras colgadas del techo. Sigue siendo un plato culinario irresistible cuando comáis en Calatayud (Zaragoza): garbanzos con congrio. Delicioso.
La fotografía está tomada en un puesto de “encurtidos y salazones” (así se llamaban antes), del Mercado Central de Zaragoza.
Parece además que el inventor del colgajo cutáneo en malla se debió inspirar en el congrio seco. No me cabe duda.
En fin, para aprender todos los días. Espero…
Si esto lo dice un sexagenario ¡Que no podremos decir los septuagenarios de los arenques en salazón! en una época de posguerra, y se siguen vendiendo en los colmados.
Un abrazo.
Dr. Caparrós