Dado que la actividad habitual, debido a la epidemia que nos asola, ha descendido mucho, parece constructivo traer aquí, para deleite de algunos, cuestiones que nos aparecen en nuestras lecturas. Es cuestión de no estarse quieto.
Hoy traigo un artículo de Juan B. Bellido, cuyas últimas palabras creo que reflejan el interés del artículo, especialmente en este año de 2020. Dicen así.
Veterinaria y epidemiología, pues, tienen fuertes lazos de unión y han de mantener relaciones estrechas, tanto en mo- mentos de crisis como en tiempos de silencio epidémico. Ojalá (aunque suena cursi) que Quirón, el buen centauro mitológico, dios de la veterinaria, prosiga su andadura con Esculapio, asidos de las manos de Higeia, diosa de la salud y la prevención. Esta andadura bien podría ser imaginada (aunque suena extraño) sobre una bicicleta igual a la que fue equipada con los primeros neumáticos del mundo, inventados en 1887 por John Boyd Dunlop, un veterinario escocés.
Gracias Miguel. Gracias también al doctor Juan B. Bellido. Precioso artículo, que nos sirve a los veterinarios para saber que algunos de nuestros colegas médicos conocen bien nuestro trabajo en el ámbito de la salud pública y la trascendencia del mismo. El artículo nos muestra también que, como asegura un conocido aserto español, “del roce nace el cariño”. Por eso es tan importante ampliar el acceso de los veterinarios a ámbitos que nos permitan compartir experiencias con los médicos y otros profesionales de la salud, y también a las titulaciones derivadas del sistema de especialidades del Sistema Nacional de Salud.
¡EXCELENTE ARTÍCULO! que merece mi felicitación.
Estoy muy de acuerdo con lo dicho por el Dr. Dehesa.
Las Ciencias Veterinarias siguen llamando con mayor insistencia y potencia científica a las puertas del Sistema Nacional de Salud.
Saludos.
Dr. Caparrós