Los AMIGOS de la Historia de la Veterinaria no nos olvidamos (y no nos olvidaremos nunca) del monumento que se levantó en recuerdo y honor de un gran profesor; me refiero a D. Dalmacio García Izcara.
Ubicación: Terrenos de la Ciudad Universitaria.
Localización: Facultad de Veterinaria. En los terrenos colindantes con la granja de vacuno de la Facultad. Frente al chalet que en su día acogió a los estudiantes de veterinaria antes del año 1967.
La foto fue tomada en el año 2000.
Obsérvese el deterioro de este excelente recuerdo a D. Dalmacio. El monumento, magnífico y suntuoso, cincelado con piedra berroqueña procedente de la sierra madrileña, fue erigido por suscripción pública de toda la veterinaria española. Se levantó, en origen, en la antigua Escuela-Facultad de Veterinaria de Embajadores (Madrid). Posteriormente se realizó el levantamiento y se trasladó a los terrenos donde se pensó levantar la actual Facultad de Veterinaria.
El abandono es notable.
En la parte posterior figura una alegoría dedicada al estudio, la investigación y al trabajo profesional.
A pesar de los intentos de acometer la restauración, e incluso de realizar un duplicado, la realidad es que terminará desapareciendo y desmoronándose por la contaminación y las agresiones meteorológicas. El monumento está tocado de muerte por abandono. Una verdadera pena de la que los historiadores responsabilizarán, dentro de muchos años, a las sucesivas juntas de gobierno que se hicieron cargo de la nueva facultad en el año 1967, y también a la propia Universidad que no supo, pudo o quiso introducirlo en los planes de conservación de su propio patrimonio. Si se restauraron monumentos como el ‘relevo’ frente a las facultades de medicina, farmacia y odontología, o el busto de Severo Ochoa, en el mismo lugar, y otros tantos que no cito del exterior e interior de los centros docentes ¿Por qué no se acomete de una vez la recuperación de este monumento que es patrimonio de la Universidad Complutense?
La junta decanal que lo consiga merecerá mi aplauso.
Fotos cortesía del Dr. Caparrós.
