Seguramente muchos conocemos la tradicional actividad divulgativa de nuestro Amigo el Dr. Etxaniz. Como antaño, previamente a su eclosión audiovisual, tenía un espacio casi fijo en el diario NOTICIAS DE GIPUZKOA, donde comenta diariamente en su apartado “pildoritas” múltiples cuestiones, y que reparte amablemente entre sus seguidores.
El caso es que la “pildorita” de hoy traslada razones como puños a los indocumentados incapaces de apreciar la realidad de “un mundo una salud”. Y como lo hace basándose en argumentos históricos, creemos que hoy debe ser alimento para historiadores de la veterinaria. Y si no, que la Historia nos lo demande.
Suelo escuchar, en posición de firmes, el parte de novedades diario en el que solo faltan el torero y el cura, para completar el cuadro de la España cañí. Al tiempo, porque tiempo habrá de sobra.
Llama la atención la ausencia de veterinarios, y no me refiero al ínclito televisivo, en el Comité Técnico-Científico. Preguntado el Dr. Simón, se evadió argumentando que quizás, en un futuro, sí hubiera un área concreta de trabajo de ese campo.
Para estas horas, sus compañeros de comparecencias le habrán dicho que, a todos, el valor se nos supone, igual que deben suponerse los conocimientos a un funcionario de tan alto nivel, a quien no puedo enseñar, pero sí recordar que los betacoronavirus causantes de las últimas pandemias son todos de origen animal, y que la mayoría de las enfermedades emergentes que nos vienen afectando desde hace miles de años, también son zoonosis.
Cuando una enfermedad afecta al conjunto de una población, debe ser abordada desde una perspectiva epidemiológica. Con independencia de la especie animal. Y aquí, los veterinarios tenemos experiencia desde enero de 1924, cuando se constituyó la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OIE), 24 años antes que la OMS. En 1928 ya habíamos establecido las bases de una política sanitaria internacional para luchar contra las enfermedades contagiosas transfronterizas. La medicina humana ni se lo planteaba. Los veterinarios hemos estudiado y aplicado medidas de bioseguridad, cuarentenas y compartimentalización. Estos aspectos no están tan desarrollados en la medicina humana. Su implementación habría supuesto un alivio económico para zonas con escasa o nula incidencia, en lugar de aplicar el 155 sanitario.
Alemania encomendó la gestión de la crisis al presidente del Instituto Robert Koch, Lothar Wieler, doctor en Veterinaria. Es el país con menos repercusión de la Unión. Y acuérdese de comprar producto local.
Queridos hermanos veterinarios: desde que hace unos años, con motivo de iniciar, de un modo totalmente inesperado, mis investigaciones sobre la figura de Marcelino Ramírez, no puedo dejar de admiraros por un lado y de enfadarme por otro con vuestra situación, casi en todo tiempo. Parece una maldición bíblica. Y no es peloteo. El acercamiento histórico a Gaston Ramon, Guerin, el entorno veterinario de Pasteur, Sanz Egaña, García Izcara, Molina Serrano, Gordon, Rof Codina etc, etc, etc hasta nuestros días me hizo descubrir en una especie de epifanía, la profesión veterinaria. Que unos científicos con capacidades epidemiológicas, microbiológicas, quirúrgicas, bromatológicas etc sean sistemáticamente postergados solo puede explicarse en un país radical y desgraciadamente mediocre como el nuestro. Amamos a España porque no nos gusta, dijo ya no sé quién. Pues ¡¡¡sí que la amaríamos si nos gustase!!! Este momento de crisis está dejando en clara evidencia la superioridad moral de profesiones tituladas y doctorables y de oficios tradicionalmente considerados modestos como limpiadoras, cajeras de supermercado o transportistas. Qué decir de las Fuerzas Armadas y del orden. ¡Cuanto pelagatos de cuello blanco está en su casa bien refugiadito en estos momentos mientras unos cuantos miles, con bata blanca, uniforme o mono de trabajo, les sacamos las castañas del fuego.
Esperemos que esto sirva para que la mediocracia en la que vivimos mejore, a partir de ahora, sabiendo en qué sitio poner los valores realmente trascendentes y dejar de lado a los escaqueados servidores del becerro de oro, bancarios, financieros y demás sanguijuelas que hoy están tranquilamente en sus casas muertos de miedo prestos a volver a j…s al terminar esta situación.
No desfallezcáis en vuestras justísimas reivindicaciones porque algún día esto tendrá que cambiar. Por cierto resulta singular que entrevisten al ilustre profesor Badiola y no conste su condición de veterinario en los subtítulos. D. Juan José debe estar asombrado de tanta desfachatez periodística.
Un fuerte abrazo a todos desde mi consulta de pediatría
Fernando Ponte
Suscribo lo dicho por los Dres. Etxaniz y Ponte.
El triunfo de la mediocridad se enseñorea en el ámbito de la política. Que sepan ustedes que los protagonistas del comportamiento mediocre tienen nombre y apellido.
Con respecto a Fernando Simón, médico epidemiólogo y director desde 2012 del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias, al ser preguntado por un periodista sobre si en el gabinete de expertos se había contado con la presencia de algun científico veterinario, la criatura balbuceó, meditó, se descolocó, pero acto seguido puso cara de póquer, que es lo mismo que adoptar la cara de cemento armado, para pasar a coger la muleta y dar unos muletazos temblorosos y sin sentido.
Parece mentira que haya estudiado medicina en la Universidad de Zaragoza, en cuyo campus universitario existe una excelente Facultad de Veterinaria desde 1857. Queda claro que no todos pueden titularse de UNIVERSITARIOS.
Lo más curioso es que dice que fue docente en la Escuela Nacional de Sanidad, donde estoy seguro que tuvo que convivir y codearse con veterinarios y farmacéuticos.
¡Una verdadera pena! y en el pecado de su desconocimiento lleva la penitencia.
Saludos.
Dr. Caparrós