Ya hace unos años (lamentablemente de casi cualquier cosa han pasado años), el Amigo Dr. Salvador, ante unos documentos hallados en el archivo de Palacio, encontró una denominación un tanto extraña, pues se denominaban “caballos tigre”, a un tipo de caballos estabulados con gran mimo en la Real Caballeriza. Recuerdo que me preguntó al respecto y yo nada le supe decir, dado que la capa atigrada no era propia de los caballos, y sí de los perros.
Sin embargo, el pasado lunes se celebró una sesión extraordinaria en la RACVE, en la que se hacía a ésta miembro de honor de la Fundación Carlos III, y en la que participaron dos Amigos, el Dr. Caparrós y el Dr. Aparicio. Fue el Dr. Aparicio quien aportó algo de luz al asunto de los caballos tigre, que os dejo anotado:
“Pero hubo una caballeriza mimada por el Rey, fue la Napolitana o la de los “Caballos que vinieron de Nápoles”, como se reseñaban en las revistas y reseñas elaboradas mensualmente. La primera referencia ya en la corte la encontramos en la “Revista pasada por el Sr. vehedor de la Caballeriza del rey y señor nuestro en 1o de mayo de este año de 1760 en este su Real sitio de Aranjuez a los Manzebos y Cavallos Tigres, y uno Castaño, que se han agregado a los que han venido de Napoles”. En esta primera revista se reflejan 15 caballos. En la siguiente, correspondiente al mes de julio del mismo año, ya aparecen desglosados los distintos grupos de caballos en diferentes tiros según la capa. Así se citan el “Tiro de Castaños Dorados” formado por 8 caballos, el tiro de Castaño Oscuro con 13, el “Tiro de Colores de Perla” con 14 ejemplares, los mancebos de estos tres tiros tenían nombres italianos y acompañaron a los caballos desde Nápoles. El tiro de “caballos tigre” estaba al cuidado de mancebos españoles.
Los caballos tigre fueron apreciados en aquellos momentos en varias cortes europeas por su vistosidad. Esta denominación se ha perdido, aunque siguen existiendo caballos con la capa tigre, que en opinión de Odriozola2 se tata de caballos pío tipo III, también llamados “pinto” en México, “spotted” en los Estados Unidos y “Overos manchados” en Argentina3″.
2 Odriozola, M. (1992). A los colores del caballo. Mo de Agricultura, Pesca y Alimentación, Madrid,p. 96- 100.
3 Martín Labiano, A. (1994). Manual de los pelajes del caballo. Editorial Hemisferio Sur. Buenos Aires. p. 73.
Y, como siempre, sigo pensando que esta opinión, de Odriozola, resulta polémica, os emplazo a seguir buscando la verdad donde quiera que se encuentre.
Con motivo de la entronización de Fernando VI como rey de España, en julio de1746, le son regalados varios ejemplares de “caballos tigre”, siendo nombrado el albéitar portugués Joseph Antonio por las reales órdenes de 14 y de 20 de octubre de 1746 como su cuidador y asignados al cuartel de coches, siendo como dice el Dr. Aparicio dedicados a labores de enganche y muy apreciados por sus vistosas capas moteadas.
Desde que leí la anotación “caballos tigre” en ese documento del AGP, me sentí atraído por la denominación, pero durante 15 años no volví a encontrar nada. Hasta que en unos artículos divulgativos de procedencia norteamericana, se habla de los “tiger horse” como caballos exóticos, de capa moteada tipo leopardo, introducidos por los españoles vía Sudamérica en los siglos XVI-XVII, de los que derivaría la actualmente conocida como raza appaloosa. Desde hace unos 30 años, la estadounidense Asociación de Criadores de Caballos Tigre intenta mediante selección recuperar el fenotipo de los “tiger horse”.
No valoro si esto concuerda con lo escrito por Odriozola, pues de capas nada sé, pero alguno de los Amigos sabrá apreciarlo.
Un saludo afectuoso a todos.