Un PROGRAMA ciertamente sugerente, al igual que los contenidos, y que, en nuestro caso, pueden aportar ideas, sugerencias y, especialmente, ideas acerca del “estado del arte” al respecto. Y además resulta que la historia de la veterinaria está bien representada, nada menos que por dos figuras notables.
Aunque nos ha llegado tarde, bien puede servir de cara a pensar en jornadas más sustanciales que las que nos están ofreciendo a los historiadores de la veterinaria últimamente.
Seguiremos haciendo sacrificios a los dioses, a ver si nos cae algo con sentido por aquí cerca.