Antes de nada, debemos comentar que hemos tenido problemas informáticos estos días, por lo cual se ha resentido nuestra regularidad en la emisión de información. Estamos en vías de solucionarlos (gracias a Ignacio, de IMANGUXARA) pero los duendes ya sabéis que son un tanto psicóticos. Oremus pues. Dese luego también sabemos que las páginas (o paginitas) que no se mueven no se rompen nunca, aunque son algo más sosas.
A lo nuestro.
El caso es que encontré en El Pais, del pasado 7 de mayo, una noticia por la cual se pone en valor el conjunto de características que nuestro ganado mular ha tenido siempre, como máquina de guerra en aquellas circunstancias orográficas, que por su dificultad a la hora de recorrerlos impide su movimiento a medios más sofisticados y caros, como helicópteros, tanques, etc. Menos para los americanos del norte, capaces, a base de cantidades ingentes de dinero, de aplanar a bombazos cordilleras enteras.
No es casualidad que en estas páginas se haya rendido cuentas del monumento al mulo de montaña, capaz de transportar 120 kgs. de material, servir de alimento en caso de necesidad, actuar de vehículo sanitario, o incluso aceptar la conversación de su cuidador, sin apenas reproches. Desde siempre, los destacamentos de artillería de montaña han estado entre los más valorados del Ejército español por sus aliados, y, con ellos, sus veterinarios, herradores y auxiliares. Ahora se enteran estos….. vamos que la famosa bandera de Iwo Jima y su representación gráfica, de hacerla en los Pirineos requeriría de una mula en la foto, o no sería creíble.
Seguramente serán sustituidas por algún desalmado robot pseudomulero, pero será una pena.
En el año 2008 se adquirieron las primeras mulas por el ejército alemán para entrar a formar parte de la plantilla de la unidad de transportes, por cierto, mandada por un capitán veterinario.
Esta noticia la dimos en el año 2011 “in extenso” en un boletín interno de la veterinaria militar española. En ese boletín titulado “Noticias de la JAV” (Noticias de la Jefatura de Apoyo Veterinario) recogimos la noticia y a los oficiales que se desplazaron en la comisión de compra.
En cuanto nos descuidemos el ejército alemán crea un servicio de remonta mulatera, como ya hizo hace años el ejército USA. Y nosotros tan felices protegiendo y conservando en nuestras yeguadas (para que no desaparezcan) los garañones ¡Si D. Gumersindo Aparicio levantase la cabeza se le caería el alma a los pies al comprobar el abandono en que se encuentran los tradicionales garañones de nuestra piel de toro!
Saludos.
Dr. Caparrós