El Amigo Etxaniz, en días pasados, nos envió copia de un artículo publicado en el diario ABC, de cuya autoría responde el Prof. Pizarro, de la Facultad de Veterinaria de Madrid, que habla por sí solo. Pero al hilo de la noticia, se me ocurre alguna apostilla.
Ya hace algún tiempo que el imperio de lo “politicamente correcto” viene reproduciéndose sin control en los cerebros desprotegidos de la desarmada población. Sin que el hospedador llegue a darse cuenta ha originado una fuerza censora que lleva a una, cada vez más, escasa reserva para comunicarse con los demás de una forma normal, abierta y sin tapujos. Por el contrario, es una forma de comunicación restringida a los más cercanos, forzosamente pocos, de una forma normal, en confianza y diciendo lo que de verdad se piensa. Al resto se le dice únicamente lo que socialmente está bien, lo que se cree que es esperable oír. Y esto ocurre, por supuesto, también en la comunidad veterinaria.
No podemos olvidar, nos guste o no, lo que somos como especie (una más) terrestre. Lo que nos ha traído hasta aquí, y aun nos mantiene para bien o para mal. Para eso tenemos la Historia. Cambiar es posible, pero no es gratis.