Nuestro Amigo el Dr. Conde, con cierta complacencia debo decir, nos remite a propósito de cañonazos con esto de los suidos, una cuestión de historia.
PÍLDORAS DE HISTORIA: CERDÓPOLIS
En las últimas semanas, las instalaciones intensivas de ganado porcino han cobrado un especial protagonismo. En este sentido, de una forma desafortunada se han puesto en el punto de mira de la opinión pública, unas imágenes que no hacen justicia a la mayoría de los ganaderos profesionales que respetan y cuidan que su ganado cuente con las mejores condiciones. Como diría el Amigo Etxaniz, a veces se generaliza, y lo que se generaliza pierde valor.
Resulta curioso, ver como el paso del tiempo ha ido cambiando la opinión pública al respecto de la creación de instalaciones específicas para el alojamiento de una manera intensiva de los animales de abasto. Traemos como ejemplo el caso de la creación de una Cerdópolis en la ciudad de A Coruña.
En diciembre de 1920, la corporación municipal de la ciudad herculina aprueba la adquisición de terrenos para la construcción de una Cerdópolis, que diera solución a las insalubres condiciones en las que los gorrinos, que servían de abasto de carne a la ciudad, subsistían en algunos de los barrios de la misma.
La imagen de cientos de suidos campando por las calles de la ciudad, alojados en pocilgas de madera, sin desagües, sin luz, ni ventilación constituían además de un riesgo contra la salud pública y la sanidad animal, suponía una imagen muy poco favorable al creciente desarrollo urbano y turístico que estaba sufriendo la ciudad en esa época. Era habitual que los cochinos de cuatro patas se mezclasen con los nuevos bañistas de la Playa de Riazor.
No era la primera vez que las condiciones de alojamiento del porcino coruñés eran objeto de polémica. Según recoge La Voz de Galicia, el 6 de septiembre de 1899, a raíz de la aparición de casos de peste bubónica en Portugal, el Ayuntamiento de A Coruña pone en marcha una serie de medidas muy aplaudidas por el gentío, que pasaban por hacer cumplir, «sin contemplaciones», la ordenanza que prohibía la cría de ganado de cerda en el término municipal, una práctica que «se venía tolerando». En una especie de grotesca y cómica caza de brujas, con el Sr. Alcalde al frente, se inició una esperpéntica batida en busca y captura de cualquier guarro (con perdón) que permaneciese en la ciudad. Afortunadamente, los dueños estuvieron más avispados en dar salida a los animales de los límites de la urbe, siendo solo 11 los cerdos decomisados, de los más de 4.000 que campaban por la ciudad.
Imagen 1. Cuando la realidad deja pocos argumentos. Acción coruñesa: periódico defensor de los intereses de la capital de Galicia: Año II Número 12 – 17 enero 1921.
Tras la decisión del ayuntamiento en 1920, se estableció un interesante debate en la prensa coruñesa, acerca la idoneidad de dicha instalación, así como sería el punto más adecuado para la misma. Juan Rof Codina, defensor de la propuesta, publicaba el 16 de enero de 1921, en El Ideal Gallego un interesante artículo sobre las ventajas que tendría la instalación de dicha explotación. Con ella, no solo se daría solución al problema sanitario que las cochiqueras suponían, sino que además serviría para aprovechar los desechos y residuos alimenticios de la ciudad. Reciclaje que le llaman ahora. Cosas que dan para pensar
Apertas dende o Finis Terrae
Imagen 2. La nueva cerdópolis da Coruña. El Ideal Gallego. 16 de enero de 1921.
Imagen 3. Situación de la nueva Cerdópolis .Acción Coruñesa. 24 de enero de 1921.