La vida está llena de casualidades y una de ellas es la que nos cuenta nuestro amigo el Dr. Caparrós. Queda clara la utilidad de los museos veterinarios, y muy particularmente el de Veterinaria Militar, pero hemos encontrado el fallo de que no hemos puesto una imagen del MOBAL. Lo corregiremos.
La vida está llena de casualidades, contingencias y hechos fortuitos. Gracias a una de ellas hemos conocido a Pablo Vázquez Blázquez, nieto del capitán veterinario Modesto Blázquez Álvarez, creador del célebre Termocauterio MOBAL (iniciales de su diseñador) y patentado en 1943. Entre esas casualidades y sorpresas que nos da la vida está Internet, los Amigos de la Historia de la Veterinaria, los congresos anuales de historia de la veterinaria y las bienales científicas de veterinaria militar (con sus correspondientes jornadas de historia de la veterinaria castrense). Pues bien, gracias a un hecho fortuito como es el de navegar por la red de redes un joven internauta halló de casualidad el termocauterio MOBAL y entonces cayó en la cuenta que su abuelo fue el creador y diseñador de este instrumento que sirvió durante unos años para la aplicación de puntos de fuego para resolver una variada patología de la medicina del caballo y de sus híbridos. Blázquez Álvarez alcanzó el empleo de Teniente Coronel Veterinario de la Escala Activa.
Deseoso de poderlo ver y tocar se decidió a desplazarse a Madrid para visitar el Museo de Veterinaria Militar, lugar donde se expone diverso material e instrumental de uso veterinario, entre ellos el termocauterio MOBAL, formando parte de la colección de la colección de instrumentos de Igneoterapia. Pero aún hay más: nuestro visitante deseoso de perpetuar la memoria de su familiar estaba decidido a adquirir en una de las tiendas de antigüedades del Rastro madrileño un termocauterio. No iba a ser fácil su empresa pero la casualidad quiso que hace unos días poniendo en orden el garaje de su casa de La Coruña (pues vive en Galicia) apareciese uno en excelente estado. Su sorpresa y satisfacción fue plena, pero como lo cortés no quita lo valiente mantuvo su promesa de visitar el museo, y así lo hizo el lunes día 12 de junio acompañado de su mujer Alba. Fue un día inolvidable para ellos y para quien les pone estas letras. Queda claro, una vez más, que quien no está en Internet no existe y de ello se deriva la enorme utilidad de los museos de veterinaria para esclarecer muchas partes de la Historia de la Medicina Animal.
Cortesía del Dr. Caparrós
Madrid 15 de junio, «Día de la Veterinaria Militar Española»
Ahí van un par de fotos como recuerdo
Me gustaría saber más, porque me gustan las historias bien narradas, si el nieto es militar también o no. Si es veterinario o no.
Por favor Dr. Caparrós, cuéntenos la historia completa.
Apreciado Dr. Vives:
De forma sintética le diré que Pablo Vázquez Bláquez no es militar ni veterinario; es informático con excelente formación en esta profesión. Está casado con Alba y tienen un hijo.
Nuestro amigo protagonista localiza en Internet (en la página de Amigos…) un artículo sobre patentes de los veterinarios militares. Al leerlo con mayor detenimiento relaciona el Termocauterio, patente MOBAL, (iniciales de Modesto Blázquez Álvarez), con su abuelo. incluso me remite el Boletín Oficial del Ministerio del Ejército de fecha 21 de abril de 1960 en el que su abuelo (con el grado de Comandante pasa destinado al Grupo de Higiene y Profilaxis de la 8ª Región Militar 8 (con sede en La Coruña), procedente de la 8ª Unidad de Veterinaria, con sede en la misma capital.
Espero haber aclarado algo la noticia.
Saludos.
Dr. Caparrós
Les puedo contar la historia de primera mano, pues soy Pablo Vázquez Blázquez, el nieto de Modesto. El caso es que yo sabía desde hace tiempo que mi abuelo había hecho el MOBAL y que lo había llegado a patentar, pero no sabía cómo era ni tenía más información al respecto. Así que me puse a investigar por Internet y llegué a la página de Amigos de la Historia de la Veterinaria, donde vi que el Dr. Caparrós había proporcionado una foto e información sobre el MOBAL. En un principio ahí quedó la cosa, pero luego pensé en hacerme con un ejemplar del mismo y fue cuando descubrí que el Dr. Caparrós había escrito un libro (entre otros) donde hablaba de las patentes de la Veterinaria Militar (entre ellas, el MOBAL). Entonces conseguí su dirección de correo electrónico y me puse en contacto con él, quien, muy dispuesto, me dijo que el Termocauterio estaba expuesto en el Museo de Historia Militar (del cual había sido Director).
Desde aquí quisiera agradecerle al Dr. Caparrós toda su ayuda en mi búsqueda del MOBAL, así como la visita que nos ofreció en el Museo. He de decir que tanto Alba como yo (que ambos somos Ingenieros en Informática – nada que ver con la Veterinaria -), después de las explicaciones tan apasionadas y detalladas del Dr. casi queríamos cambiar la Informática por la Veterinaria :-).
Saludos,
Pablo.
Gracias amigo Pablo por ampliar y enriquecer la noticia. Tu abuelo fue un excelente oficial veterinario y una persona inquieta. Los historiadores de las Ciencias Veterinarias, y de la militar en particular, no le olvidaremos nunca, como queda demostrado con nuestras investigaciones junto a la de otros compañeros.
Os mando un abrazo y quedo a vuestra disposición.
Dr. Caparrós