Los malvados algoritmos informáticos, esos extraños Titivillus que nadie entiende pero a todos afectan, parece que finalmente nos dejan comunicarnos, después de un largo fin de semana, en que han trastornado nuestra página web.
Poco a poco el Amigo Ignacio Cerro y sus huestes de Imanguxara están poniendo orden, tras el marasmo organizado por los duendecillos.
En fin, esperemos retomar nuestras costumbres despacito, mientras vamos resolviendo las efectos secundarios.
Paciencia, Amigos.
