A propósito del “Boletín nº1/Enero 2017”, de la AEHV que me ha llegado recientemente, me gustaría, como socio que soy al corriente de pago y en pleno uso de mis facultades mentales, expresar mi opinión al respecto de la deriva que lleva esta asociación, que algunos, en su día, creamos de la nada, nos esforzamos en mantener y hemos trabajado por ella. Y además deseo hacerlo desde estas páginas y bajo el epígrafe “Para polemizar”. La razón es muy simple: siguiendo esa técnica etérea y difuminada, postmoderna creo que se llama ahora, “hay un clamor de socios de la AEHV” que opinan que ya está bien de que los iniciales objetivos se hayan transformado últimamente en conseguir única y exclusivamente plazas (o al menos una gorda) para que haya algún catedrático (específico y concreto) de historia de la veterinaria. Cantinela monótona y repetitiva que aparece en todos y cada uno de los editoriales anónimos (o eso les parece a los que claman) de estos boletines de los nuevos tiempos. Repito, es “un clamor de socios de la AEHV”.
Otro “clamor”, y hay muchos, es mantener un Boletín que no aporta nada y lo poco que señala son hechos ocurridos hace meses (por ejemplo la nota sobre Diego Conde es del pasado noviembre….Por más que ya la pusieran antes en otro boletín). O noticias de la RACVE, que los interesados pueden ver en su página web, si es que les interesase. Otra cosa serían las conferencias sobre Historia de la Veterinaria, dicen los clamores. No es obligatorio hacer los boletines, y si así se desea, deberían ser interesantes, útiles, que den novedades, especialmente antes de que ocurran. Los clamantes anhelan aquellos magníficos boletines del Dr. Etxaniz, que esperemos que retornen algún día, si fuese el caso que Etxaniz perdonase los superlativos yerros del pueblo en sus elecciones. En el fondo nos adelantamos al pueblo norteamericano, ya ven.
Claman igualmente los clamadores acerca del impresionante esfuerzo desplegado en la nueva página web, prodigio de información rigurosa, rápida, puntual, extensa y variada en contenidos e intensa en sus aportaciones históricas. De un elevado nivel intelectual, a la altura de las mejores del mundo. Portento estético donde los haya, además. Con una renovación rapidísima de sus contenidos, inéditos y frescos, en su gran mayoría. Si bien el pueblo clamaba antes por la participación, que, dicen otros clamadores, era imposible debido a un avieso sujeto que al parecer la controlaba, y ahora, como vemos, está abierta a la participación de todos. Basta pedir que se incluya algo y casi instantáneamente se publica. ¡Qué alivio! ¡Qué diferencia!.
Siguen clamando los críticos insumisos a la postverdad que se nos ofrece, acerca del desatino que supone pasar a depender de los colegios veterinarios, que, aunque ni todos, ni siempre, nos utilizan para adornar sus conmemoraciones patronales y festivas con el toque intelectual que proporcionamos, sin un control más estricto sobre lo que es, o debería ser, un congreso de Historia de la Veterinaria, que viene a incorporar todo tipo de conferencias, varias, exóticas y especialmente relacionadas con nuestra historia profesional, enriqueciéndonos más si cabe. Como muestra, el próximo congreso a celebrar en Badajoz no solo está tan recortado que justifica mal el desplazamiento desde las esquinas del país, sino que ni siquiera aparece el logo de la AEHV, una prueba más del cuidado y dedicación exquisitos que aplicamos en la preparación de los congresos. Por cierto, otro superclamor que se centra en una pregunta: ¿de quien fue la brillante idea de excluir de los ponentes en el último congreso, dedicado además de a D. Miguel Cordero a Félix Gordón, al mayor experto conocido en Gordón, de nuevo el Dr. Etxaniz? Todo un acierto, naturalmente. Le llaman “caras nuevas”.
En fin, y por no extenderme más (otros días vendrán….), otro de los clamores de mayor volumen, me cuentan que es la peregrina idea de convertir la AEHV en una reunión exclusivamente de asociaciones regionales integradas, en su mayoría, por escasos miembros (entre 3 y 5 miembros, excepción hecha, claro está de la Madrileña, Andaluza y Catalana), excluyendo a los molestos socios individuales esos, que al parecer ni aportan nada, ni son interesantes para la AEHV, aunque la aportación económica de sólo tres miembros, iguala a las más pobladas. En parte ya se va consiguiendo, pues en el “Equipo”, perdón, “Junta Directiva”, hace mucho tiempo que no hay representante de socios individuales, como marcan los estatutos. Será que ni importa ni es función de la Junta Directiva que se cumplan las normas que nosotros mismos nos dimos en su momento (un estorbo, parece ser). Me agradará ver a las asociaciones Navarra, Balear, Riojana, Melillense, Ceutí, Canaria, etc., así como el impagable impulso que nos van a proporcionar. Y los socios individuales que se busquen la vida, total….
En fin, creo que hay algún punto para la polémica, después de dar voz a aquellos que claman en el desierto. Ya se sabe, alguien tiene que sacrificarse y exponer sus puntos de vista. Hoy me toca a mí.
Por cierto, yo soy uno de ellos, de los que claman, y me llamo Miguel Ángel Vives, por más que en esta web la Dra. Mañé y yo mismo nos responsabilizamos de aquello que no aparece firmado. Para que no haya equívocos, a los que tan dados son algunos demócratas de toda la vida. Aquí está nuestra página web para lo que gusten.
Seguiremos informando.
Tras el último Boletín Informativo de la AEHV (creo que algo decepcionante en su información) he leído con atención “los clamores” que nos hace llegar el Dr. Vives, y no está exento de razón. Pero quiero decirle a usted, Dr. Vives, que tras meditada lectura llego a la conclusión (y lo confieso en alto) que tras 23 años de existencia, de nuestra querida Asociación Española de Historia de la Veterinaria, ésta LA DEBEMOS DE CUIDAR Y MIMAR MUCHO MÁS ¡TODOS!, empezando por la página web que ha visto disminuido su índice de impacto. Tomemos nota.
Con todo mi afecto a la junta de gobierno de nuestra AEHV, ésta debe meditar, reflexionar, analizar, informar y tomar nota de “los clamores”. En el anterior congreso formulé 10 preguntas por escrito que fueron trasladadas por el presidente de la Madrileña a la presidencia de la AEHV. De las respuestas a cada una de ellas me dio cuenta nuestro amable presidente a su regreso. Dentro de pocos meses la presidencia de la española tiene una magnífica oportunidad, que debe aprovechar en la próxima asamblea general, para informarnos a los que seguimos siendo socios individuales y miembros, al corriente de pago de la nacional y de las territoriales, de cuál será nuestro futuro, al menos como socios individuales.
Que conste, Dr. Vives, que la respuesta a este clamor (como usted lo denomina) es por el cariño y afecto que sentimos por nuestra Asociación Española de Historia de la Veterinaria, y que está a punto de cumplir sus primeros 25 años ¡Preparemos su Aniversario!
Saludos.
Dr. Caparrós
Depués de la lectura del escrito de nuestro colega y sin embargo amigo, Dr. Vives, no puedo menos que felicitarle por lo acertado de sus reflexiones y por plantear un debate, que en el fondo, no se deberían haber producido las circunstancias que lo han motivado. La Asociación tiene unos fines y unas reglas de juego claras. Háganse las cosas con la debida transparencia por el bien de la entidad.
Saludos.
Miguel Angel Aparicio
A MODO DE REFLEXIÓN.
Decía Gordón Ordás:
“Ocurre una cosa singular entre las gentes. Los que abominan de la crítica a la luz del día, practican, sin embargo, la murmuración con verdadero ensañamiento, sin tener en cuenta que la murmuración es cobardía y además un disolvente formidable. No hay organización que se le resista.
…
Y de esta manera ruin se siembra la duda y se incuba poco a poco el desprestigio. No hay reputación que resista, porque nadie se entera de las infamias que respecto a él propaga la murmuración. ¡Qué diferencia con la crítica! Se hace en público generalmente sobre motivos altos, y el criticado puede defenderse si lo estima oportuno. Y si su asunto no es defendible, y reconoce el error, puede enmendarse para lo sucesivo.
Todo esto es aplicable al caso de las asociaciones. No murmuréis nunca ni del presidente, ni del secretario, ni del compañero A o B. Ejerced el derecho a la crítica, noble, que dignifica; odiad el compadreo repugnante. Claro que para el primero hace falta mucho valor cívico y para el segundo basta con ser un cobarde.
…
Además, el ejercicio lícito de la crítica es un indicio soberano de la fuerza moral. Y de una colectividad de hombres en posesión de esa fuerza se pueden esperar siempre arrestos salvadores”.
F. GORDÓN ORDÁS, “La crítica y la murmuracion”, en Mi evangelio profesional, Asociación Leonesa de Historia de la Veterinaria, León, 2007 (Colección Polifemo), pp. 201-202.
A nadie pues deba asustar la crítica responsable, la que se hace en público y a la luz del día, como en este caso que rubrica el Amigo Dr. Vives. Como bien dice el Amigo Dr. Caparrós, se hace desde el cariño, afecto y sobre todo por el respecto que sentimos por la AEHV, la cual queremos que siga siendo punto de encuentro y de referencia para todos.
En el último Congreso, de forma honesta transmití, tanto de forma individual a diferentes miembros de la junta de gobierno como de forma abierta en la Asamblea, mi parecer y crítica constructiva al respecto ciertos aspectos que me preocupaban, entre otros la deriva del índice de impacto de la página web y la pérdida del dinamismo que antes tenía, aportando mi humilde opinión al respecto para que se establecieran las oportunas mejoras. Espero que para antes de la próxima Asamblea se vayan corrigiendo este y otros desajustes como los que señala el Amigo Dr. Vives, o al menos se nos informe de una forma detallada de los mismos.
Sirvan pues estos clamores como reflexión y punto de inflexión. Creo y quiero pensar que estamos a tiempo de corregir errores, hacer autocrítica, pulir y analizar las decisiones tomadas dentro de la AEHV. Dejémonos de historias y hagamos Historia (que es lo que nos gusta).
Mil apertas dende o o Finis Terrae.
Estoy en gran medida de acuerdo con el escrito del Amigo Dr. Vives. Es difícil no estarlo cuando en su mayor parte se trata de hechos comprobables. Igualmente de acuerdo con el Amigo Dr. Caparrós respecto a que hablamos desde el cariño y afecto que sentimos por nuestra (DE TODOS) Asociación Española de Historia de la Veterinaria. Comparto el comentario del Amigo Dr. Aparicio y me uno a la felicitación al Amigo Miguel Ángel por lo acertado de plantear un debate constructivo y abierto. Y qué decir de la sublime cita de Gordán Ordás que el Amigo Dr. Conde nos trae de forma tan acertada, buscando la reflexión autocrítica y el punto de inflexión.
Nada nuevo aporto, más allá de mi apoyo a la crítica responsable y abierta.
Saludos.
Ángel Salvador
Yo también estoy de acuerdo con todos los que me habéis precedido en este hilo y, por supuesto, con Miguel. Como bien decís, es una crítica responsable y los hechos son objetivables. Pero sí deseo opinar sobre una idea que se desprende del texto cual es la posible conversión de la AEHV en un conjunto de asociaciones regionales, sin tener en cuenta a los socios individuales entre los que me cuento. Ya sé lo que dicen los estatutos, recuerdo cómo comenzó la AEHV pues yo estaba allí, pero la asociación, como todo, evoluciona, y después de casi 25 años creo que está preparada para debatir si debe seguir así o si puede ser una asociación de socios individuales en la que las regionales tengan el papel que se les adjudique. Y que conste que no lo digo por mi caso concreto de socia individual, no creo que fuera problema integrarme en una asociación regional si fuera preciso. Pero no me parece ni justo ni coherente que asociaciones con muy distinto número de asociados tengan el mismo peso en la AEHV, o que los socios de las diferentes regiones tengan la “obligación” de constituirse en asociación regional.
Pero al margen de este aspecto más práctico y organizativo, quiero manifestar algo que me preocupa bastante más. He vuelto a releer unas líneas que escribí hace 7 años sobre la AEHV y sus congresos anuales, “… una verdadera droga de la que ya no puedo prescindir”, y he sido consciente de la pérdida de ilusión que ahora mismo siento. No es una falta de ilusión por seguir trabajando en historia de la veterinaria, esto lo hacemos porque nos gusta y sin esperar nada más allá de seguir aprendiendo, conocer y colaborar con otros investigadores y juntarnos los amigos de vez en cuando para ponernos al día. Lo que siento es desilusión al ver la deriva de la asociación, al comprobar que ya no todos tenemos los mismos objetivos, la falta de transparencia, el incumplimiento de los estatutos… Espero sinceramente que se pueda corregir a tiempo.
Un abrazo, Amigos.