Muchas veces hemos leído u oído acerca de interesantes trabajos de historia de la medicina que surgen de la interpretación de imágenes de personas o animales con patologías visibles, que aparecen reflejadas en los lienzos de reputados pintores. Y a partir de estas representaciones se llegan a investigar enfermedades, patologías o condiciones patológicas (demencias) que, al afectar a personajes históricos, han podido determinar el curso de la historia de gentes, países o continentes.
Curiosamente de lo que no tenía noticia es del proceso inverso, esto es, de historiadores del arte que se interesan por determinadas patologías. Es el caso que nos cuenta Elizabeth Mellyn, de la Universidad de New Hampshire cuando pide ayuda para que su amiga Danielle Carrabino, curator de arte europeo de los Museos de Harvard (mailto:danielle.carrabino@gmail.com), aprenda cuestiones relativas al bocio de una figura del cuadro de Caravaggio “La crucifixión de san Andrés”, que la tiene fascinada. Y el caso es que el bocio ha sido una enfermedad endémica en muchos lugares durante muchos siglos, por lo cual parece lógico que si los modelos empleados para un posado pictórico tenían alteraciones o deformidades, estas aparecieran en los cuadros. Pero además, ¿se representaban tal cual sin ninguna intención? ¿Se pretendía dar a conocer el problema? Interactuando así con la sociología, antropología, economía, política, etc.
En fin, si algún experto lee esto y le puede ayudar, podría contactar con ella directamente. Nosotros seguimos pensando que el futuro del conocimiento está en la visión panorámica.