Los ojos de los Amigos de la Historia de la Veterinaria, que todo escudriñan, descubrieron ayer al famoso historiador de la veterinaria el Dr. José Manuel Etxaniz en la plaza de toros de Donostia, completamente despeinado, terciando en el desafío visual entre”Ell Juli”, y José Tomás, cuyo saludo propició. Sabemos que la tarde no le salió redonda a José Tomás, pero, de momento, no se achaca a la presencia del Dr. Etxaniz.
Estamos a la espera de recabar unas comprometedoras fotos donde además de taurófilo se le podría además acusar de monárquico (coincidió con el rey emérito Don Juan Carlos I). Seguiremos informando.
No estaba despeinado: es tendencia.
Efectivamente comparto ese gusto con las vacas: me gustan los toros.
Hace décadas que “salí de ese armario” aunque ahora, una época marcada teóricamente por la tolerancia y el respeto, algunos se empeñen en devolvernos a la clandestinidad, cuando no a oscuras mazmorras, con peregrinos argumentos trasnochados.
Debo añadir que mi asistencia a los festejos de la Semana Grande era también, como profesional, junto a otros ilustres compañeros.
Puede escudriñar el ojo del Gran Hermano de nuestra web las fototecas. No hay peligro de que aparezcan fotos comprometedoras con ciertos personajes, por lo demás, correctos, educados y sencillos en el breve contacto con ellos mantenido a las puertas del desolladero. Eso sí, como dicen las artistas: “Fotos NO¡¡¡”
Totalmente de acuerdo con el doctor Etxaniz.
Yo mismo no he tenido que salir del armario, pues la verdad es que nunca me introduje en el mismo. Bien se que entre los numerosos conocimientos que, supongo, he podido ir adquiriendo con el paso de los tiempos, no está el de la tauromaquia. Y la culpa no es otra que mía, ya que no pude rodearme de personas que me enseñaran a valorar adecuadamente sus tiempos, reglas, actos y valores. En todo caso, y a pesar de no saber gran cosa de la tauromaquia, sí que me conmueven faenas precisamente como la del enorme torero José Tomás, por el cual sería capaz de volver a los toros. Recuerdo especialmente algunos comentarios de don Eugenio Tutor acerca de la miopía de los toros, por lo que se explicaba lo difícil que era citar al toro desde lejos, cosa que hace espectacularmente José Tomás, y no sé si alguien más. En todo caso, y como nunca he sido políticamente correcto sino más bien irreverente, declaro aquí mismo, a pesar de que la NSA nos esté escuchando, que defiendo la fiesta de los toros en tanto en cuanto haya gente que vaya a las plazas de toros a disfrutar de un arte único. Razonablemente entiendo que cuando esto no ocurra, será una manifestación popular milenaria, y específicamente mediterránea, que desaparecerá. Por el contrario, los Animalistas y defensores del bienestar animal se están equivocando absolutamente, dado que en el momento en que desaparezca la fiesta de los toros, inevitablemente se extinguirá una raza de bóvidos especializada por su fiereza y seleccionada durante siglos, para la cual el hombre no ha encontrado ninguna utilidad alternativa.
Defiendo la permanencia de los toros y su muerte en la plaza, que les permite no sólo defenderse, sino, en ocasiones, morir de viejos en la apacible dehesa transmitiendo sus caracteres a la numerosa progenie que les seguirá. Algo que yo mismo no creo que alcance ni ahora, ni en posibles reencarnaciones.
Mis respetos, amigo Etxaniz.